Abril, un mes memorable para los pentecostales
El día 9 de abril del año 1906, se cumplirán 116 años, ocurrió un acontecimiento pentecostal cuyos efectos todavía perduran.
A finales del siglo 19 el pastor y predicador norteamericano Charles P. Parham, muy inquieto en la búsqueda espiritual y de nuevas experiencias, enseñaba la salvación, la santificación, la sanidad divina, la imposición de manos y el bautismo del Espíritu Santo y fuego, pero sin contar con esta última vivencia.
Parham abrió una escuela bíblica en Topeka, Kansas, Estados Unidos, para difundir su visión hasta cuando el primero de enero de 1901 una de sus estudiantes pidió que oraran por ella y le impusieran las manos y la hermana recibió el don de lenguas.
Días después una docena de personas también hablaron en otras lenguas. Parham concluyó que el don de lenguas era la evidencia bíblica de la experiencia pentecostal. A partir de ese día cesó la escuela bíblica y comenzó a difundir esta enseñanza como una dimensión más de la fe apostólica del Nuevo Testamento.
William J. Seymour
En esta labor fue a Texas donde un grupo de afroamericanos fue tocado por su predicación y pasaron a ser sus discípulos. Entre ellos se encontraba William J. Seymour, quien junto con otros creyentes de su raza, sería un eslabón clave para el futuro del movimiento pentecostal.
Seymour era activo en los movimientos de santidad y una compañera llamada Neely Terry lo invitó a Los Angeles como pastor asociado de una iglesia. En su primer sermón habló de las lenguas, pero su mensaje no gustó a la congregación porque él mismo no tenía esa experiencia y le restaba autoridad.
Al siguiente domingo fue al templo, lo encontró cerrado con llaves. Fue expulsado del grupo. Un resumen de Wikipedia sintetiza lo que pasó después:
“El Predicador Seymour y el pequeño grupo de nuevos seguidores pronto se trasladaron a la casa de Richard y Ruth Asberry, en el 214 de la calle North Bonnie Brae.4 Las familias blancas de las iglesias de Santidad locales comenzaron a asistir también, algo histórico del naciente movimiento pentecostal, ya que en los Estados Unidos para esa época existían grandes discriminaciones raciales. El grupo se reunía periódicamente y oraba por el bautismo del Espíritu Santo y la confirmación de la palabra: «y en los postreros días, dice Dios, derramare mi Espíritu sobre toda carne….» (Hechos 2:17) El 9 de abril de 1906, después de cinco semanas de predicación y de oración de Seymour, y al tercer día de un ayuno pretendido de 10 días, Edward S. Lee habló en lenguas por primera vez. En la siguiente reunión, Seymour compartió el testimonio de Lee y predicó un sermón en Hechos 2:4, y pronto otras seis personas empezaron a hablar en lenguas también, incluida Jennie Moore, que más tarde se convertiría en esposa de Seymour. Unos días después, el 12 de abril, Seymour habló en lenguas por primera vez, después de orar toda la noche.”
Las noticias corrieron rápidamente y multitudes buscaban al Señor y esta nueva señal de avivamiento. El ímpetu fue tan grande que Seymour buscó un lugar para las reuniones encontrando un sucio y viejo local abandonado de la Iglesia Episcopal Metodista Africana en el 312 de la calle Azuza que alquiló por 8 dólares al mes.
En ese lugar que parecía un granero, en la planta baja, celebraron la primera reunión el 14 de abril de 1906. Una revista de la época denominada Fe Apostólica informó que las reuniones comenzaban a las 10 de la mañana y terminaban entre 10 y 12 de la medianoche y algunas veces hasta las 3 de la madrugada.
La prensa de entonces describió en son de burla los acontecimientos de la calle Azuza con términos como “una deplorable mezcla de razas..lloran y hacen ruidos aullando todo el día y toda la noche,” y “Extraño Babel de lenguas; Surge nueva secta fanática; Un escenario loco anoche en la calle Azuza”.
Ese avivamiento se extendió por todo Estados Unidos y por el mundo debido a que muchos predicadores salieron hacia otras naciones.
Desde Azuza el evangelio pentecostal llegó a la República Dominicana en 1917 o 1918 a través de misioneros puertorriqueños que lo conocieron en las islas Hawaii donde trabajaban agricultura. Resulta que creyentes llenos en Azuza viajaban a China, pero debían detenerse en Hawaii y de paso compartían el mensaje de la Palabra de Dios.
Ahora que arribamos al cuarto mes del año 2022 es digno destacar esos hechos que ocurrieron precisamente en abril del 1906. Por eso este mes es memorable en la historiografía pentecostal.
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