Entrevista al nuevo presidente mundial De las Asambleas de Dios: Dominic Yeo
por Fuente Externa
Publicado en Protestante Digital Internacional.
El nuevo presidente del mayor movimiento pentecostal del mundo, la World Assemblies of God Fellowship, es de Singapur.
Dominic Yeo, que pastoreó durante 18 años la iglesia Trinity Christian Centre, con 10.000 miembros, dedicará ahora la mayor parte de su tiempo a promover la plantación de iglesias a nivel mundial.
En una entrevista concedida a Evangelical Focus y Protestante Digital durante el congreso mundial de Asambleas de Dios celebrado en Madrid en octubre, el Reverendo Yeo habló de cómo creen que alcanzarán el objetivo de un millón de iglesias para 2033. Preguntado por nuestra Europa secular, apuntó a “focos de avivamiento” en Escandinavia y otras regiones.
Pregunta. El mundo está siguiendo la guerra en Israel, también en Ucrania. Hay iglesias de las Asambleas de Dios en ambos países. ¿Cuál es tu reacción a todo lo que está pasando?
Respuesta. En lo que concierne a Ucrania y Rusia, tenemos creyentes e iglesias de las Asambleas de Dios en ambos lados del conflicto. La guerra está perjudicando a todos los nacionales, porque como ciudadanos de un país, la Biblia nos enseña a orar por nuestros líderes, y a ser leales en la medida en que las normas del gobierno se alineen con las Escrituras.
He hablado con nuestros hermanos ucranianos y sé que están muy dolidos. También los hermanos rusos están dolidos, porque no querían la guerra pero ha sucedido de todos modos. Esto les pone en una situación muy difícil: ¿cómo puedo seguir siendo leal a mi nación mientras mi nación causa destrucción? Así que hay dolor en ambos lados. Siento empatía y compasión por ambas partes.
Israel y Gaza… Es algo parecido. También tenemos creyentes palestinos. Cuando empezó la guerra, recibí un mensaje de texto pidiendo oración de un amigo que tiene familia que vive muy cerca de la zona donde atacó Hamás.
Se diga como se diga, la cuestión es que las guerras son malas, pero nosotros miramos más allá de los aspectos gubernamentales. Miramos con compasión. Desde el punto de vista humanitario de la crisis, queremos poder ayudar. En el aspecto espiritual, esto tiene que ver con la resiliencia mental. Creo que tenemos que orar para que la gente tenga fuerza mental para atravesar estos tiempos.
Pregunta. “Brilla. Llamados a influenciar” es el tema de vuestro congreso mundial aquí en Madrid. ¿Cómo influyen los cristianos en su entorno de forma diferente al resto de la sociedad?
R. En primer lugar, es un estilo de vida. Las Escrituras dicen: “¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz!” (Isaías 60:1). En el Evangelio de Mateo, las Escrituras también nos enseñan que somos “sal y luz de la tierra”, por lo que estamos llamados a influir.
Influimos no sólo con nuestra forma de hablar. Muchos nos miran a los cristianos y huyen de nosotros. Tendemos a tener un vocabulario cristiano, es como si estuviéramos dando “bibliazos”, pero a veces no vivimos vidas cristianas auténticas.
Esto nos enseña, en primer lugar, a ser transformadores. Cuando experimentemos una transformación santa en nuestra vida y empezamos a vivirla hacia afuera, eso dará peso a nuestras palabras y hechos.
Además, a veces somos cristianos durmientes: esta conferencia nos llama a despertar.
P. Una de las ideas que habéis repetido estos días es el objetivo de alcanzar la cifra de un millón de iglesias. En este momento las Asambleas de Dios tienen unas 370.000 iglesias en todo el mundo. ¿Cómo vais a alcanzar esa meta?
R. [Sonríe] Por fe y por la gracia de Dios. Este empuje hasta 2033 significa que cada iglesia tiene que reproducirse dos veces. En el Señor, creo que es posible. Y no me sorprendería que a finales de 2033 lo hayamos superado. Veo que hay ‘momentum’.
Realmente, si hay vida, habrá multiplicación. No hace falta enseñar a un árbol frutal cómo debe fructificar. Es algo que sucede de forma natural, sólo hay que crear el entorno. Si conseguimos crear un entorno de fe, con la Palabra de Dios, un ambiente de adoración, creo que veremos ese millón de iglesias. Habrá evangelización, y habrá plantación de iglesias.
Como creyentes, siempre oramos: “Dios, ¡danos almas!”. Oramos que nuestra nación sea ganada. Bueno, ¿y si Dios nos da el 1% de la población de nuestra nación? La cuestión sería dónde poner a esas personas, no habría espacio suficiente en nuestras iglesias.
Debemos dar por sentada la plantación de iglesias. Si oramos para que llueva, será mejor que llevemos un paraguas; si oramos para que haya un millón de iglesias, tenemos que dar por sentado que haya evangelización. Tenemos que tener la expectativa de que se dé el discipulado en nuestras iglesias, y que las próximas generaciones sean salvadas y enviadas, para que sean plantadores de iglesias.
Todo esto forma parte del movimiento hacia ese millón de iglesias.
P. Eres es el nuevo presidente de la Fraternidad Mundial de las Asambleas de Dios. ¿Cómo creáis unidad entre iglesias tan diferentes como, por ejemplo, la tuya en Singapur, que reúne a miles de asistentes cada domingo y una pequeña comunidad de 50 personas en Cuba que sufre la persecución del Estado?
R. Nos une en primer lugar nuestra posición doctrinal, que nos lleva a identificarnos como Asambleas de Dios.
Luego, está la unidad en la misión. Tal vez esa iglesia en Cuba no pueda plantar. Pero hay naciones de habla hispana que pueden enviar un número de personas, y cooperar. Nuestra doctrina, nuestra identidad y una visión común de la misión hacen que esto sea posible.
En el caso de nuestra iglesia en Singapur, hemos plantado iglesias en Indonesia bajo las Asambleas de Dios de ese país. Con nuestra acción, ayudamos a Indonesia a cumplir su parte del objetivo de ese millón de iglesias.
A nivel mundial, hay muchas manos que pueden unirse y colaborar.
P. Has mencionado la doctrina. Observando desde fuera, otros evangélicos observam que una de las señas de identidad de las Asambleas de Dios es el hablar en lenguas. ¿Sigue siendo una doctrina central?
R. Nuestras doctrinas centrales son cuatro. Una es que Cristo es nuestro salvador, eso es clave. Luego, predicamos y creemos en la sanidad, porque Cristo es el sanador.
Las Asambleas de Dios también creen que Jesucristo es el Rey que regresa, ese es nuestro énfasis sobre los Últimos Días. Lo cual nos lleva a nuestro llamado a la santidad y a la oración, porque estamos viviendo en esos Últimos Días.
Hablar en lenguas no es la doctrina principal. A veces, desde el mundo evangélico, otros podrían mirar a las Asambleas de Dios, y pensar, “oh, ellos solo enfatizan las lenguas”. Pero no, nosotros enfatizamos a Jesús. Y Jesús es quien nos bautiza. Él bautiza con el Espíritu y nosotros rebosamos con la evidencia de hablar en lenguas.
P. ¿Cómo se relacionan las Asambleas de Dios con otros movimientos evangélicos? Digamos, Bautistas, Asambleas de Hermanos, Reformados… Y, ¿vais a participar en el Congreso del Movimiento de Lausana de 2024, en Seúl?
R. En el pasado, nuestro director de Misiones y nuestro Superintendente han asistido [a los congresos del Movimiento de Lausana]. Yo estaría dispuesto a asistir si mi agenda me lo permite.
No veo a las distintas denominaciones como una competencia, sino desde el punto de vista de la expresión. Todos expresamos nuestra fe y hacemos hincapié en determinadas posiciones doctrinales. Si se observa el conjunto del mundo evangélico, pentecostal y carismático, creo que se obtiene un sabor rico de lo que es el cristianismo.
No me gusta comparar las doctrinas luteranas frente a las pentecostales. O las bautistas frente a las anglicanas. Hay mucha riqueza en apreciar las diferencias dentro del movimiento evangélico.
Por ejemplo, aprecio mucho el movimiento anglicano. Al menos en Singapur, durante el cierre por el coronavirus todo el mundo se conectó a Zoom u otras plataformas para sus cultos. Pero uno de los sacramentos que los anglicanos no celebraban fue la Santa Comunión, porque para ellos es algo corpóero. Así que, como ministro de las Asambleas de Dios, veo esta diferencia y la aprecio, porque en Hechos 2:42 se lee que la gente “se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración”. Realmente es una experiencia corpórea. Es algo de los anglicanos de lo que todos podemos aprender. Mientras, nosotros contextualizábamos la Santa Cena a la fe personal y a la experiencia personal con Cristo, y puede que ellos nos miraran y dijeran: “Esa dimensión personal es igual de importante”.
P. En Asia, el evangelio está creciendo. Nosotros aquí en Europa tenemos un continente secularizado, una cultura poscristiana. ¿Qué nos pueden enseñar los cristianos asiáticos?
R. Creo que lo que podemos aprender de Oriente y del mundo asiático es la comprensión de la espiritualidad.
Veo a mucha gente secular en Occidente que adopta la espiritualidad oriental, yendo a la espiritualidad equivocada. En Asia, todo gira en torno a espíritus y dioses. Es muy experiencial, mientras que en Occidente se trata más del conocimiento.
El mundo cristiano occidental puede aprender de los cristianos asiáticos lo que significa encontrarse con Dios, experimentarlo más allá de una mera comprensión cognitiva de la Palabra. Asia puede aportar ese toque a la Cristiandad.
P. ¿Y qué pueden aprender de Europa los cristianos en otras partes del mundo?
R. Cuando se estudia la historia de la Iglesia, uno ve que hay muchas cosas que han venido de Europa. Fíjate en la imprenta de Gutenberg, en Alemania, donde se imprimió por primera vez la Biblia y cómo se distribuyó. Tenemos que apreciar esto, Europa fue una fuerza misionera muy grande.
A pesar de que algunos creen que Europa está en una era poscristiana, permíteme decir que no veo sólo focos, sino muchos y profundos focos de avivamiento y despertar espiritual en Europa.
Hace unos 12 años, cuando fui a Inglaterra a ministrar en la conferencia de las Asambleas de Dios de Gran Bretaña, me sorprendió ver a cerca de mil pastores. La gente comenta aquello de ‘grandes catedrales y pequeñas congregaciones’, pero la gente con la que hablé me describían iglesias vibrantes.
Por lo tanto, veo un movimiento de Dios. Dios está haciendo algo.
Luego voy a Italia, y oigo de las Asambleas de Dios italianas, grandes cosas están sucediendo. Y voy a Suecia, allí con la Federación Pentecostal había otros mil pastores. Observando el movimiento pentecostal finlandés y sueco en la misión y la plantación de iglesias, me siento muy orgulloso de ser de las Asambleas de Dios. Voy a Suiza y veo pastores con gran pasión, y tienen entre 40 y 50 años, no es como si fueran pastores de 80 y 90 años tratando de dirigir el ministerio.
Tengo esperanza en Europa, creo que pueden ocurrir muchas cosas, y creo que Europa redescubrirá la distribución de las Escrituras una vez más y la propagación de la lectura pública de la Palabra. Creo que Europa se convertirá de nuevo en una de las mayores fuerzas de envío de misioneros.
Publicado en Protestante Digital Internacional.
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