Equilibrio entre el trabajo y la familia

En la Biblia nada apoya ni sustenta que, tanto en lo personal como en la familia, hay que poner en primer lugar el aspecto económico, mientras el gran problema de la época es mantener un equilibrio entre las ocupaciones diarias de la vida y el cuidado de la familia.
Los conceptos son del pastor y consejero matrimonial Marcos Peña en la charla que dictó el viernes 23 de marzo en el Templo El Calvario, auspiciada por el Grupo de Parejas con el tema Equilibrio entre el Trabajo y la Familia.
La dificultad para lograr ese equilibrio concierne a todos. La diferencia entre el cristiano y el no cristiano está en la existencia de las Sagradas Escrituras que dan las herramientas para combatir ese mal de la época.
El pastor Peña establece que el creyente en Cristo debe seguir un orden de prioridades y vivir de acuerdo al mismo. En primer lugar, el Señor, y cita sus palabras de buscar primeramente (no únicamente) el Reino de Dios y su justicia con las añadiduras posteriores. No siempre es así.
En ese orden, coloca a la familia por encima de las actividades vocacionales y profesionales y de las, incluso, ministeriales, porque para servir al Señor en su obra el obrero tiene que dirigir bien su rol de protector y proveedor de su casa (I Timoteo 3:5).
“Las actividades prioritarias no son las que requieren más tiempo, sino las más importantes,” significó el pastor Peña quien recordó a los presentes que todos contamos con el mismo tiempo que es de 24 horas, las correspondientes a cada día. “Depende de cómo usted las use.” Y a seguidas preguntó: de quién es el tiempo, de los demás, tuyo o de Dios?
En el equilibrio entre el trabajo y la familia, el pastor Marcos Peña planteó varias recomendaciones prácticas. La primera es orar al Señor para que le muestre su voluntad y el deseo de obedecerle, por ejemplo en el trabajo. Citó una experiencia personal cuando le ofrecieron una promoción en la empresa que laboraba con grandes ventajas, pero debía ausentarse 25 semanas de las 52 del año. “Yo agradecí la oferta, pero la rechacé porque eso representaba no estar con mis hijas que necesitaban de mí,” añadió.
Otra recomendación es que al tomar decisiones de sacrificio, mejor sacrifíquese usted como cabeza del hogar y no su familia. Además, exhortó a planificar un tiempo semanal para la familia sin derecho a negociación, utilizar el tiempo con inteligencia y no emocionarse con las ganancias económicas a la hora de tener la oportunidad de verlas crecer. Por último, creer en las promesas de Dios como sustentador.
En el resumen de su exposición, Peña preguntó a los presentes: Por qué tener un orden de prioridades? Porque Dios lo tiene y lo expresa, contestó. Todo creyente debe tener ese orden y vivir de acuerdo al mismo.
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