Las iglesias ante la reapertura
Las iglesias en nuestro país, en sentido general, están expectantes ante el inicio de la segunda fase de la desescalada por la emergencia del coronavirus. A partir de esa fase las congregaciones estarán autorizadas a celebrar sus cultos, misas y servicios bajo nuevos formatos que incluyen la capacidad del templo, tiempo de duración, reglas de higiene estrictas y comportamiento a la entrada, salida y dentro del recinto.
Para muchas iglesias evangélicas, acostumbradas a la “libertad del espíritu” porque éste no puede sujetarse, representa un serio reto tener que someterse a nuevas regulaciones.
En ese sentido, las iglesias que responden a organizaciones conciliares y de otra índole están coordinando las recomendaciones y los protocolos a seguir, en armonía con las autoridades sanitarias del país.
Desde la suspensión de los cultos el tema ha sido objeto de debates y de rebeldía, y ahora también con la reapertura. Tanto en Estados Unidos, en otros países y en la República Dominicana el cierre de los templos –forzado por el contagio del virus- originó procesos de desobediencia y de rebeldía de muchos pastores y líderes que, antes que soluciones, trajeron serios problemas. Otro tipo de debate fue en el campo teológico –“ninguna plaga me tocará”- mantienen vigente grupos que siempre rehusaron suspender las reuniones, y algunos que aun consideran a destiempo esa reapertura.
Hoy en día se desconoce la cantidad exacta de pastores y miembros de iglesias que se contagiaron y murieron por la pandemia. No fueron pocos los apresados y amonestados por violar las leyes y ordenes, y lamentablemente en países como Francia, Brasil y Corea del Sur templos cristianos contribuyeron a la diseminación del virus.
En Fráncfort, Alemania, en una congregación bautista que reanudó sus servicios recientemente, ayer se dio a conocer un total de 107 contagios que surgieron de su culto del día 10. Uno de sus pastores informó que no hallan explicaciones debido a que cumplieron todas las reglas de higiene como desinfección, distancia de metro y medio entre los feligreses y demás disposiciones. Es un ejemplo más de lo peligroso de este virus, su facilidad de contagio y cómo hay que ser vigilantes para vivir en una nueva realidad que se desconoce su duración.
La pasada semana falleció a los 75 años de edad Ravi Zacharias, un prominente predicador, evangelista, autor, orador, apologista y hombre de Dios de origen indio que desarrolló un fructífero ministerio durante 48 años. Es un referente de la apologética cristiana contemporánea.
A Zacharias se le preguntó su opinión respecto a esta pandemia, y su respuesta la creemos pertinente para esta etapa de abrir las puertas de los templos: “creo que lo primero que diría es que debemos combinar nuestra fe y confianza en Dios con sabiduría y sentido común. Confiar en Dios no significa que eres imprudente con lo que haces.
Tienes que proteger a los niños, proteger a tu familia, los ancianos que son tan vulnerables. Lo que necesitamos evadir son los dos extremos que tienden a aparecer: pánico y miedo de un lado y una completa indiferencia en la otra esquina.”
Los templos muy pronto serán abiertos, se irán ajustando y reajustando. Lo mas deseable es que los cristianos dominicanos –que hemos tenido un comportamiento de altura (con alguna que otra melodía desentonada) sigamos dando un buen ejemplo y no seamos motivos de escándalos.
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