Los evangélicos después de San Zenón

Los evangélicos después de San Zenón

El 3 de septiembre se cumplieron 92 años del terrible paso por la ciudad de Santo Domingo del ciclón de San Zenón, un huracán que entró como categoría 2 al territorio dominicano.

Ese día del 1930 la capital -con menos de 50 mil habitantes que se concentraban en la zona colonial, en el barrio San Carlos fuera de las murallas y en pequeñas construcciones o grupos de casas en la ribera del Ozama siendo el más visible Pajarito o Villa Duarte- fue devastada.

La mayor parte de las casas eran de madera y de yagua, muy pocas de concreto armado. Se cuenta que en Pajarito una sola casa quedó en pie porque era de concreto. El ciclón de San Zenón dejó unos 3 mil muertos y 15 mil heridos.

Una verdadera tragedia tomando en cuenta la cantidad de habitantes en la ciudad. Alrededor del 36 por ciento de la población de Santo Domingo resultó muerta o herida y en términos de daños se puede asegurar que más del 90 ciento sufrió pérdidas.

La iglesia evangélica en esa lejana época era muy débil. Los creyentes en todo el país eran un puñado de hombres y mujeres con escasa influencia en la sociedad.

Sin embargo, sus aportes se dejaban sentir ya a través de misioneros que ayudaron a fundar entidades de servicio. Una de las más importantes fue en el renglón de la salud con la formación de una Escuela de Enfermería que graduó su primera promoción en el año 1926. Esa escuela fue clausurada en 1955 con más de 200 profesionales de esa área; muchas de esas egresadas lograron trabajar en otros países.

Precisamente, la ayuda de los evangélicos de entonces a los afectados por el ciclón fue ampliamente valiosa con los médicos y enfermeras del Hospital Evangélico llamado luego Hospital International y del cual la escuela de enfermeras formaba parte.

En 1922 nació la Iglesia Evangélica Dominicana que comenzó a expandirse en el país. Poco después la misión estableció una clínica operada por médicos norteamericanos en un local de la calle 19 de marzo, obra que al crecer se convirtió   en el Hospital Evangélico luego trasladado a una vieja casona colonial en la calle Las Damas.

Fue un hospital-docente que comprendía un internado de enfermería, un dispensario médico, salas para pacientes y oficinas.

Las fuerzas del ciclón de San Zenón devastaron el centro médico. Fue un verdadero desastre, pero su personal no se cruzó de brazos y decidió establecer un sitio de emergencia para ayudar a los heridos y damnificados.

En la avenida Capotillo, hoy avenida Mella, existía un edificio comercial de 3 plantas propiedad de una señora llamada Luz Saldaña que sufrió pocos daños. El personal del Hospital Evangélico fue trasladado allí y en menos de 24 horas ya se daba asistencia, mientras se reacondicionaba la vieja casona.

Toda esa labor altruista fue impulsada por el doctor Barney N. Morgan, un verdadero filántropo recién llegado en 1930. Los evangélicos, además de los servicios médicos, también entregaron ropas, alimentos, medicinas y refugios a cientos de damnificados.

La ayuda exterior llegó en abundancia. El primer barco en traer medicinas y alimentos fue el crucero británico Danae (una calle de Gazcue lleva ese nombre). Sus marineros colaboraron en la limpieza de los escombros del hospital.

Los daños motivaron una campaña que produjo fondos que permitieron construir el imponente templo protestante de la IED en la Mercedes esquina 19 de Marzo y completar la construcción del Hospital ya con el nombre de Internacional, inaugurado el 16 de febrero de 1932.

El centro de salud se instaló básicamente con fines educativos para iniciar la carrera de enfermería, cita el doctor Arturo Damiròn Ricart quien lo dirigió desde marzo del 1925. En esa escuela estuvieron relevancia Violet Parker, Katherine L. Fribley y Eunice Barber que vino a ayudar a las víctimas del ciclón y se quedó por más de 20 años.

Esos datos los ofrece el doctor Damiròn Ricart en su libro “1924- 1974, Mis Bodas de Oro con la Medicina”, publicado en 1974 y citados por George Lockward, en su obra “El Protestantismo en República Dominicana”.

El Hospital Evangélico, luego Hospital Internacional, llenó toda una necesidad nacional en esa época. Funcionó en la avenida México, donde todavía existe el Colegio evangélico Central que se inauguró en 1958. Lamentablemente desapareció en la década del 50 y con ello se alejaron las posibilidades de haber organizado un plan de adiestramiento de médicos cristianos comprometidos en una obra social evangélica. Parte de los médicos se unieron y fundaron la Clínica Internacional, instalada metros más adelante en la misma avenida.

En su tiempo, fue un hospital con un personal altamente calificado, con equipos modernos y pionero en servicios especializados. ¿Por qué fue cerrado? Se consideró que el Estado y la iniciativa privada estaban en condiciones de asumir tan importante aspecto social. Craso error. Hoy hubiésemos contado con un hospital manejado por cristianos similares a como existen en otros países con muchísimo prestigio, como brazo extendido de la Obra de Dios.

Pero, con los recursos que tenía disponible, su personal prestó una valiosa ayuda a los afectados por el ciclón de San Zenón aplicando el amor cristiano hacia el prójimo como hizo el buen samaritano de la parábola.

A 92 años de esa tragedia, recordamos el ejemplo de esos abnegados hermanos cuyo testimonio de servicio se extiende hasta hoy.

(En la foto, el Hospital Internacional en la década de 1940)

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Periodista y presidente del Ministerio de la Pastoral Familiar del Templo el Calvario.