Persia Villaman, la niña que se enamoró de la Iglesia Asamblea de Dios de Santiago que pastoreaban Félix y Francia Hernández

Persia Villaman, la niña que se enamoró de la Iglesia Asamblea de Dios de Santiago que pastoreaban Félix y Francia Hernández

Por: Tomas Gómez Bueno 

La iglesia Asambleas de Dios Central de Santiago en el año 1973 tenía como pastor al hermano Félix Hernández, de mano de su esposa Francia Cedeño, cuando llegó a la congregación una niña de 10 años llamada Persia Villamán.

Se acercó a la iglesia atraída por los cantos que escuchaba. Relataba su madre (Rosita Fadul, recordada y ocurrente gobernadora de Santiago en tiempos de Balaguer) que cuando se ponía a llorar en su casa la mandaban para la puerta de la iglesia, que quedaba bien cerca, para que escuchara mejor la música y se callara. Ella fue creciendo y lo que más le impresionó de la iglesia fue que en este lugar, donde se congregaban personas humildes, ella encontró una comunidad llena de verdadero amor. “El amor que encontré entre estos hermanos caló profundo en mi vida y me aferré a la iglesia participando en todas las actividades que podía”.

Recuerda que se convirtió en una escuela dominical a sus 12 años y el llamado se lo hizo el hermano Armando Pérez. Toda su familia era católica, solo su abuelo, Narciso Villaman, el dueño y fundador de la Panadería Cibao, se congregaba en la Iglesia Adventista, quien eventualmente la llevaba a su iglesia.

En esta situación y a su tierna edad se requería de mucha firmeza y convicción para permanecer en la fe como ha permanecido la hermana Persia, quien en esos primeros años encontró mucho amor en la casa de los pastores Hernández, donde visitaba de forma asidua y había establecido una gran amistad con su gran amiga Albany, la hija mayor de los pastores Hernández. Su familia se opuso al evangelio, su abuela que vivía frente a la iglesia la sacaba a veces de los cultos pues terminaban tarde, y todos sus demás familiares que eran vecinos de la iglesia ridiculizaban su decisión de “meterse a los convertios”.

“Yo escogí el evangelio porque yo quería al Señor y desde muy pequeña me preguntaba cómo se conseguía la salvación —nos dice Persia, y abunda—“Imagínese, yo era la única evangélica en mi casa, pero yo nunca desmayé y seguí hacia adelante. Me bauticé a escondida de mi familia en uno de esos bautismos que se celebraban en la iglesia. Me trasladé donde la hermana Asela Morel, pues era muy amiga de su hija Arisela, quien era mi compañera fiel y juntas servíamos al Señor.

Ese domingo me colé en el grupo que se iba a bautizar, sin que nadie en mi casa lo supiera, ya que me amenazaban con castigarme si yo lo hacía”. La hermana Persia dice que Francia fue para ella una segunda madre y menciona con mucho aprecio a la hermana Iluminada de León. Dice que los pastores Félix y Francia fueron para ella una familia extraordinaria, que la acogieron con mucho amor. Afirma que cuando ellos iban a salir de la iglesia eso fue para ella algo muy doloroso.

La hermana Persia tuvo un rápido crecimiento dentro de la Iglesia, presidió la sociedad de jóvenes, era maestra de niños, adolescentes y jóvenes, iba a todos los campamentos y banquetes y se entregó de forma total a todos los servicios que se ofrecían en su congregación. También se graduó en el Instituto Bíblico Esmirna. Recuerda que en el período pastoreaba Donatilo Carvajal fue cuando conoció al joven Rafael Fernández, y este hermoso pastor Donatilo, junto a su esposa Agueda, siempre apoyó su noviazgo, y finalmente se casó en 1985 procreando luego dos hijos.

Del pastor Miguel García dice que ese fue su papá, junto a Daisy su esposa. Durante su pastorado fue diaconisa de la iglesia y formó parte del inicio del hogar de anciano que lleva por nombre Eliseo Álvarez, uno de los robles de la iglesia que ella se encargaba de curar cuando estaba en cama. Eliseo Álvarez fue precisamente la persona que ofreció los primeros recursos e inspiró esta casa de atención para personas envejecidas.

Miguel García fue también el pastor que casó a la pareja Villamán Fernández. Para sus bodas mandaron a buscar al pastor Donatilo Carvajal. “No lo podía dejar, porque él fue me consistió los amores”, dice la pastora Persia. “Amo a mis pastores, respeto a mis pastores, me someto a mis pastores y por encima de todo, trato de desarrollar las mejores relaciones con ellos. Me enriquezco con sus virtudes y me olvido de sus faltas, si es que las puedo notar”, y argumentó que esta actitud ha contribuido mucho con su crecimiento en la fe.

Inicio del ministerio

Rafael Fernández, su esposo, trabajaba en el Banco BHD cuando se lo ocurrió invitar a unos cuantos compañeros de labores para compartir un estudio bíblico a la semana. Cerca de ocho de sus compañeros conocieron al Señor a través de estas secciones. Por los buenos resultados de esta iniciativa, los esposos Fernández Villamán decidieron hacer lo mismo para ganar a sus familiares. Comenzaron a compartir la Palabra con primos, amigos y personas cercanas, generándose un ambiente favorable que indicaba que Dios estaba realizando un propósito en medio de ellos.

Estos grupos, por el inusitado crecimiento, se hicieron prácticamente inmanejable para la pareja Fernández Villamán. El primer paso que dieron fue integrar a todos estos nuevos creyentes a la congregación, pero su perfil y estilo de vida no encajaba con el modelo de iglesia tradicional que representaba la Central en aquel momento. De este grupo sólo Mercedes María Cantizano (Mecho) se quedó en la Iglesia Central. Los demás se fueron a otras congregaciones que se ajustaran más a su estilo y expectativas, y como he de esperarse, unos pocos se alejaron de los caminos del Señor, pero nada como para generar desaliento.

Con este grupo creciente de personas, su pastor, Pedro de la Rosa, les propone alquilar un espacio en el Edificio Empresarial, comprometiéndose ellos a pagar los tres primeros meses de alquiler. Le proveyeron un grupito de 10 hermanos entre ellos dos músicos (Orlando y Blas) junto a otras jóvenes para asistir en la escuela dominical para niños.

Así el 2 de Mayo 1999 pasaron a proyectarse como una prometedora y prospera capilla que rápidamente se fue ampliando hasta convertirse en una congregación numerosa y pujante. El apoyo que la hermana Persia Villamán y su esposo Rafael Fernández Lima han encontrado en el pastor Pedro de la Rosa, según ella lo expresa, es algo que no se puede describir. 

“Ese hombre ha estado con nosotros en todos los momentos, en todas las situaciones en que hemos estado, él nos ha servido de apoyo en todo”.

En la actualidad la Comunidad Cristiana de Santiago cuenta con más o menos trescientos miembros, es una iglesia en crecimiento que levanta la bandera del evangelio en la ciudad de Santiago.

Del libro. “80 años de la Asambleas de Dios en Santiago”. Autor TGB.

compartir