!Avivamiento!

!Avivamiento!

El avivamiento que la iglesia necesita en este siglo XXI es un fenómeno espiritual enviado por Dios y difícilmente contralado por el hombre. Este tipo de avivamiento se produjo en Jerusalén siete siglos antes de Cristo. Durante este avivamiento el pueblo comenzó a obedecer la palabra de Dios, pusieron fin a la idolatría, e hicieron una gran fiesta para celebrar la pascua (2 Reyes 22:1-20; 2 Crónicas 34:1-33). El segundo gran avivamiento que narran las Sagradas Escrituras se produjo en los inicios de la Era Apostólica en la ciudad de Samaria, el cual fue conducido por Felipe quien llego a esta ciudad a raíz de la persecución iniciada en Jerusalén; más adelante se agregaron Pedro y Juan y el Señor se manifestó con señales, milagros, portentos, maravillas y bautismos en el Espíritu Santo.

El avivamiento espiritual se repitió en Inglaterra durante los siglos XVIII y XIX donde se destacó Juan Wesley y otros líderes religiosos. El avivamiento llego a los Estados Unidos durante la primera década del siglo XX, siendo Topeka, Kansas; Houston; Texas; y los Ángeles, California las primeras ciudades donde se derramo el Espíritu Santo con la impartición del Don de hablar en nuevas lenguas, así como los demás dones mencionados por el apóstol Pablo en 1 Corintios. Este avivamiento produjo además una renovación espiritual en el seno de las iglesias históricas, y continuó extendiéndose por todos los demás estados del territorio norteamericano.

El avivamiento espiritual es trascendente, puesto que traspasa las fronteras, por lo cual toda América del Norte, América del Sur, Centro América y el caribe fueron afectadas positivamente por este avivamiento. Recordemos que el descubrimiento de América y la Reforma Protestante se produjeron casi paralelas con muy pocos años de diferencia, por lo cual el Catolicismo Romano se empeño en enviar misioneros a las nuevas tierras descubiertas y le prohibió a los protestantes avanzar más allá del territorio que habían conquistado. La iglesia popular logró en parte detener el empuje de la iglesia protestante, pero no la manifestación poderosa del Espíritu Santo en todo el continente americano y más allá.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.