!Avivamiento! – II
A partir de los siglos XVIII; XIX Y XX mencionados en la pasada entrega durante los cuales el Espíritu Santo, que es el portador del avivamiento, se manifesto en Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, México, América del Sur, Centro América y el Caribe. Este avivamiento no se detuvo bautizando a los creyentes con géneros de lenguas y milagros, portentos y maravillas en toda la población, a fin de que hombres y mujeres de todas las clases sociales llegasen a ser testigos del poder de Dios. Este avivamiento fue como un nuevo Pentecostés s que provoco un extraordinario crecimiento en la iglesia cristiana de todas las denominaciones.
El avivamiento pentecostal llego a la República Dominicana bajo los ministerios de los misioneros puertorriqueños Betancourt, Salomón Feliciano, Francisco Hernández y René Vélez Faccio, los cuales fundaron Iglesias e Institutos Bíblico a partir del año 1918 hasta el 1941 cuando la iglesia Asambleas de Dios Pentecostal de este país fue entregada al Concilio General de las Asambleas de Dios con sede en Springfield, Mo., Estados Unidos, quienes enseguida enviaron al Dr. William Perrault, el cual después de presidir la pequen a iglesia pentecostal en nuestro país durante 1 año, junto al también misionero Thomas B. Evans, procedió a organizar este movimiento pentecostal durante los meses de febrero, marzo y abril del año 1942, siendo electo superintendente, el Rev. Enrique A. Suarez Madrigal, cuya principal función consistí a en supervisar y coadyuvar a ir hacia adelante las siete iglesias hasta ese momento existente.
El avivamiento pentecostal quedó detenido durante la década de los años 40 y primeros de los 50, hasta que en marzo del 1954 llegó al país el Evangelista puertorriqueño David García y su acompañante, el músico Jaime Cardona con la finalidad de celebrar una campaña evangelística al aire libre. Esta actividad se inicio en el parque Julia Molina, hoy Enriquillo y más tarde continuó en un solar. En esta campaña hubo salvación, sanidades y milagros. Durante los últimos meses del año 1955, ministraron en algunas iglesias del este los esposos puertorriqueños, Francisco Segarra y Ernestina de Segarra, bajo cuyo ministerio, cientos de creyentes recibieron el bautismo en el Espíritu Santo por la imposición de manos de los referidos misioneros. ¡Pentecostés, sigue!
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