El Nacimiento del Salvador del Mundo – II

El Nacimiento del Salvador del Mundo - II

La raza humana, desde sus inicios dio las espaldas a su Creador, y Dios en su misericordia proveyó el medio ideal para redimirla. Las Sagradas Escrituras registran la respuesta de Jesús a la confesión de Zaqueo cuando le dijo:

Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:9,10).

El Hijo de Dios vino a esta tierra hecho hombre con la misión de salvar a la humanidad perdida; la única condición para recibir esa salvación, de acuerdo a la plática de Jesús con Nicodemo, es creer en él y nacer de nuevo.

El libro del profeta Isaías podría considerarse el quinto evangelio, junto con Mateo, Marcos, Lucas y Juan, puesto que presenta una biografía del Salvador del Mundo desde su nacimiento hasta su muerte. Este profeta escribe respecto al nacimiento de Cristo diciendo:

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. (Isaías 7:14).

El profeta Isaías continúa haciendo referencia al nacimiento y reinado del Mesías cuando dice:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte; Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en Juicio y en Justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos lo hará. (Isaías 9:6,7).

El profeta Isaías dedica el capítulo  53 de su libro a los sufrimientos y muerte de Cristo. El profeta comienza presentando a Cristo desfigurado a causa de los azotes recibidos antes de su muerte, a tal punto que no era posible reconocerlo; y agrega que todas esas heridas fueron a causa de nuestros pecados. Inmediatamente agrega que el Hijo de Dios pasó esos sufrimientos sin quejarse; el profeta destaca además como Jehová engrandeció a su Hijo durante su muerte y sepultura; y continúa diciendo que Cristo puso su vida en expiación por el pecado y que su aflicción tendrá su fruto. Isaías concluye diciendo que Cristo tendrá parte con los grandes por cuanto derramó su vida hasta la muerte, fue contado con los pecadores, habiendo llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.