Frutos, Dones y Ministerios Espirituales

Frutos, Dones y Ministerios Espirituales

El tema de los frutos será tratado en las primeras entregas de estos mensajes pastorales, puesto que después del arrepentimiento y la conversión del creyente, el cambio experimentado será conocido por los frutos, según dijo Cristo (Mateo 7:16). El Señor Jesús también declaró que el fruto espiritual es un indicador del arrepentimiento de una persona (Lucas 3:8). El Maestro continuó diciendo que el fruto es una garantía de la vida eterna (Juan 4:36). El Señor Jesús desea que produzcamos fruto, más fruto y mucho fruto (Juan 12:24; 15:2, 5, 8, 16); el mismo Cristo, haciendo uso de una simbología del trigo cuando es sembrado ilustra que es necesario que el viejo hombre muera para que se produzca el fruto espiritual (Juan 12:24).

El apóstol Pablo al escribirle a los romanos los exhorta a tener algún fruto (Romano 1:13); y agrega que la santificación se identifica por el fruto (Romanos 6:22); y finalmente se incluye diciendo que llevemos fruto para Dios (Romanos 7:4). En sus cartas a la iglesia de Corinto, Pablo hace una magistral exposición sobre el fruto del amor (1 Corintios 13); y continua diciendo que los frutos son el resultado que permanece en el entendimientos (1 Corintios 14:14). El apóstol de los gentiles dice que Dios, cuya justicia permanece para siempre aumentará los frutos de nuestra justicia (2 Corintios 9:10). El referido apóstol, al escribirle a la iglesia de Galacia le menciona los nueve frutos del Espíritu (Gálatas 5:22); y a la iglesia de Éfeso le recuerda el fruto de la bondad (Efesios 5:9). Los frutos espirituales también son mencionados por este apóstol en las cartas a las iglesias de Filipos y Colosas, así como en las cartas pastorales a Timoteo y Tito (Filipenses 1:11; Colosenses 1:6,10; 2 Timoteo 2:6; Tito 3:14).

La epístola de autor desconocido, al hablar sobre los Héroes de la fe, abunda sobre este fruto que junto a la mansedumbre y la templanza pertenece a los frutos de madurez (Hebreos 11). Santiago, al referirse al fruto de la fe dice que sin obra es muerta (Santiago 2:17). El apóstol Pedro afirma que si los frutos están en el creyente de manera abundante no estará ocioso (2 Pedro 1:5-8). En las epístolas juaninas se hace una descripción magistral sobre el fruto del amor: El Señor amonesta a la iglesia de Éfeso por haber dejado su primer amor (Apocalipsis 2:4). ¡Qué importante son los frutos en la vida del creyente!

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.