Hacia una renovación Espiritual – XV

Hacia una renovación Espiritual - XV

El apóstol de los gentiles en su carta a los cristianos de la iglesia en Roma, capital del imperio, les escribe diciendo:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto raciónal. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Rom. 12:1, 2).

En este texto Paulino es importante detenerse para analizar la necesidad de la renovación de nuestra manera de pensar, que más adelante se convertirá en actitudes y comportamientos coherentes con esa manera de pensar.

Una renovación de esta naturaleza requiere de los siguientes pasos de parte de la persona que desea ser renovado espiritualmente.

  1. La realización de un autoexamen a lo interno, para lo cual se requiere un desdoblamiento total, a fin de ver con claridad y exactitud su condición espiritual.
  2. Aceptar su condición y reconocer que necesita ayuda de lo alto.
  3. Confesar a Dios, y si existe la posibilidad, a una persona de confianza (Proverbios 28:13; Santiago 5:16).
  4. Esperar pacientemente la restauración que viene de lo alto (Salmo 40:1,2). Y
  5. Arrepentimiento ante Dios con un corazón contrito y humillado (Salmos 51:17). La renovación se hará visible con la manifestación del gozo de Jehová que es nuestra fuerza (Nehemías 8:10).

Existe la posibilidad de que haya que librar una batalla espiritual antes de poder dar los pasos arriba mencionados, puesto que en cada persona existen los llamados “mecanismos de escape”, entre los cuales se encuentra el de “proyección”, el cual consiste en criticar la falta o debilidad que un individuo sabe que posee cuando la descubre en otra persona. De modo que un secreto que nos ayuda a dar estos pasos para avanzar hacia una renovación espiritual es siguiendo el consejo de Cristo cuando dijo:

“¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Lucas 6:41).

El Señor nos ordena permanecer velando, no vigilando.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.