La Ascensión de Cristo

La Ascensión de Cristo

Este magno evento de la ascensión de Cristo es registrado en el evangelio de Marcos y por Lucas, tanto en su evangelio como en el primer capítulo del libro de los Hechos, cuya autoría también le pertenece. Después de cuarenta días de la resurrección, durante los cuales el Cristo que venció la muerte hizo varias apariciones a sus discípulos, sacó a sus discípulos fuera hasta Betania y después de darle instrucciones importantes en relación a la misión que les dejaba y decirles que no se fueran de Jerusalén hasta recibir el poder de lo alto que les facultaría para ser sus testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

El autor del libro de los Hechos registra que:

Habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. (Hechos 1:9-11).

El autor del evangelio de Marcos agrega al evento las siguientes palabras:

“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que seguían. Amén” (Marcos 16:19,20).

Lucas agrega que los discípulos regresaron a Jerusalén.

Los cristianos evangélicos tenemos nuestra fe fundamentada en la resurrección y ascensión de Cristo, puesto que estamos seguros que desde su posición a la diestra del padre ejerce la función de sacerdote y abogado para interceder por nosotros. El Señor se fue al lugar de donde había descendido cuando se hizo hombre, pero nos dio el poder manifestado por aquellas señales que siguen a los que le creen; además nos dio la promesa de volver otra vez a buscar una iglesia sin mancha y sin arruga, y que se mantiene apercibida esperando ese glorioso día. Si tenemos la esperanza de su regreso a la tierra para la arrebatar a los suyos estén estos vivos o muertos, debemos santificarnos cada día.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.