La familia – II

La familia - II

Los escritores de las Sagradas Escrituras se detienen para contemplar y registrar el comportamiento de aquellas familias que decidieron servirle a Dios por encima de los problemas y dificultades que enfrentaban. El primer padre de familia que lanza un desafío es el guerrero y conquistador Josué cuando durante su discurso de despedida dijo: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis;…pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). Nótese que Josué, en su calidad de padre, y por lo tanto, sacerdote de su familia en su iglesia casera se pone como ejemplo, por lo cual no dice mi casa y  yo, sino “Yo y mi casa”, lo cual es un ejemplo para los padres de hoy.

Cientos de años antes de esta declaración de Josué en la ocasión en que la tierra se llenó de violencia y Dios determinó enviar el juicio del diluvio, encontró a una familia justa compuesta por ocho personas encabezadas por el Patriarca Noé, su esposa, sus tres hijos, y las esposas de los hijos. Después de Dios informarle a Noé lo que había determinado hacer le dijo que construyera un arca de acuerdo a las instrucciones que le daría donde se salvarían él y su familia del diluvio que se aproximaba. No obstante nunca haber llovido, Noé le creyó a Dios e hizo todo cuanto le ordenó, y por encima tal vez de las burlas de los incrédulos entró al arca con toda su familia, salvándose así con su esposa, hijos y nueras del juicio del diluvio, y quedando como un remanente para continuar la raza humana (Génesis 6:8).

Los autores del Nuevo Testamento continúan haciendo mención de estos hombres de fe que condujeron sus familias por el camino recto; por lo cual menciona a Noé como uno de los héroes de la fe que coadyuvó para salvar a su familia del juicio divino, y aunque no se menciona a Josué por su nombre, el autor de libro a los Hebreos dice que “Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días” (Hebreos 11:7, 30). El apóstol Pablo, al darle consejos a su hijo en la fe, Timoteo, hace referencia a los ascendientes de este joven pastor  diciendo; “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Timoteo 1:5). Aquí queda demostrado que aunque la cosas espirituales no se heredan, pero si pesa mucho el buen ejemplo sobre la familia nuclear y la extendida.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.