La profecía en la Biblia – XIII

Las reiteradas desobediencias del rey Saúl sin demostrar arrepentimiento, provocaron que Dios lo abandonara y muriera en una batalla con los filisteos. Entre las más destacadas desobediencias de Saúl el libro primero de Samuel registra las siguientes: Ejercer la función sacerdotal; traer un trofeo de una batalla con Amalec; y consultar una adivina. Dios en su misericordia dio oportunidad a Saúl, pero él decidió continuar en su pecado, por lo cual el Altísimo le profetizó a través de Samuel que perdería el reino y el joven David sería su sustituto. Toda esta profecía se cumplió, pues al morir Saúl David fue proclamado rey en la tribu de Judá y después de siete años en todo Israel, cumpliéndose de esta manera las profecías dadas por Samuel.

El capítulo siete del segundo libro de Samuel contiene el pacto de Dios con David, que es el séptimo de los ocho que registran las Sagradas Escrituras. En este pacto encontramos las siguientes profecías para David y sus descendientes: El linaje de David será eterno; el cetro no será quitado de la tribu de Judá; una vara saldrá de Isaí, el padre de David, para reinar; el gobierno del trono davídico asegurado, así como otras promesas de igual importancia. Todas estas promesas del pacto de Dios con David se cumplieron. El mismo Cristo que de parte de su madre María es de descendencia de David también tiene parte en las profecías registradas en este pacto.

El segundo libro de Samuel donde encontramos toda la historia del reinado de David, nos hace saber que este hombre de Dios no fue tan solo guerrero, salmista, músico y rey, sino que también Dios lo usó como profeta, lo cual es evidente cuando el mismo David declara: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Samuel 23:2). De modo que David no tan solo fue objeto de profecías para él y su descendencia por boca del profeta Samuel y el profeta Natán, sino que él mismo recibió el ministerio de profeta, todo porque era un hombre “conforme al corazón de Dios”, que aunque tuvo sus caídas, supo confesar, arrepentirse y levantarse.

Rvdo. Félix Hernández

Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.