La profecía en la Biblia – XVII

El cumplimiento de las profecías encontradas en la Biblia hace la diferencia de este libro con los clasificados como seculares, que no obstante mantener algunos de ellos su importancia a través de los siglos, carecen de esta característica que posee el libro de Dios. Mientras el primer libro de Crónicas concluye con la muerte de David y el ascenso al trono de su hijo Salomón, el segundo de Crónicas, escrito por el sacerdote Esdras, posible autor también del primero, se inicia con la consolidación de Salomón en el trono, terminación e inauguración del templo, hechos que dieron cumplimiento a la profecía de Jehová por medio de David, respecto a que su hijo construiría el templo.
El deterioro social y espiritual del pueblo de Israel no impidió que Dios en su misericordia no los abandonara. No obstante cuatro reyes malvados que se sucedieron en Judá: Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías, Dios se manifestó trayendo avivamiento durante el reinado de cinco de los ocho mejores reyes de Judá: Asa, Josaías, Joás, Ezequías y Josías. Por eso es que el autor del Salmo 136 dice: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia. Al único que hace grandes maravillas, porque para siempre es su misericordia” (Salmo 136:1-4). ¡Cuán grande es la misericordia de Dios, que aún a nosotros nos alcanzó para darnos salvación gratuitamente! Como dice el profeta: “Sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1).
El libro segundo de Crónicas que inicia reseñando el grandioso acto de la inauguración del templo, concluye con la profanación y quema de ese templo, la muerte de sacerdotes, príncipes, hombres, mujeres, jóvenes y doncellas como conclusión de tres grandes invasiones durante los reinados de los cuatro reyes malvados ya citados. A partir de esta última invasión realizada por el ejército babilónico, los habitantes de Judá que escaparon de la muerte por la espada de los invasores, fueron llevados en cautiverio, el cual duró 70 años, según Jehová había profetizado por medio del profeta Jeremías. Recordemos siempre que nuestro Dios lento para la ira, grande en misericordia y que es amor, también “es fuego consumidor” (Hebreos 12:29); y “no tendrá por inocente al culpable” (Nahúm 1:3).
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