La profecía en la Biblia – XXXII

La profecía en la Biblia - XXXII

El apóstol Pablo dice que “Dios no hace acepción de personas” (Gálatas 2:6); Cristo ya había declarado esta gracia divina extendida a toda la raza humana cuando hablando con Nicodemo dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Jesucristo, el Dios-hombre murió para salvar a judíos y gentiles, ricos y pobres, siervos y libres; es decir, todo aquel que acepte la salvación que él ofrece. De modo que la salvación no es exclusiva para un grupo de privilegiados, sino para todo aquel que se interese, busque y acepte ese don divino que le costó al Padre su Hijo, y al Hijo su vida.

Dentro de este plan divino de no exclusión, Dios llamó a un hombre del campo de nombre Amós, cuyo oficio era pastor de ovejas que vivía en el desierto de Tecoa al sur de Jerusalén, y en el tiempo libre se dedicaba a recoger higos silvestres. Las grandes ciudades de Judá e Israel tenían hombres y mujeres ilustres y con facilidad de verbo, pero Dios escoge a este tosco pastor de ovejas de humildes raíces rurales para darle el ministerio profético. Nuestro Dios sigue buscando a los perdidos, sin importar los pecados cometidos, así como también continúa buscando hombres y mujeres dispuestos a servir en uno de los ministerios que colaboran con la extensión del Reino de Dios.

El eterno Dios comisionó al profeta Amós para llevar el mensaje divino a Israel y Judá donde abundaban la injusticia social, la falsa religiosidad, la idolatría y la corrupción moral, entre otros muchos pecados del pueblo de Dios en aquellos días. El profeta también denunció los pecados de las naciones vecinas por los cuales les vendría el juicio divino. Dios le dio al profeta cinco visiones de advertencia al pueblo: Langostas, fuego, una plomada, un canastillo de frutas de verano y el juicio inminente. Amós exhorta a sus oyentes a que se mantengan unidos; que se preparen para venir al encuentro con su Dios; y finalmente que busquen lo bueno, y no lo malo para que vivan.

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Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.