Un ejemplo de una panadería
En Irlanda del Norte opera la conocida cadena de panaderías y reposterías Ashers. Uno de los locales está administrado por los esposos Daniel y Amy MacArthur. Ellos son evangélicos con muy claros conceptos de la moralidad cristiana.
Desde el año 2014 libraron una dura batalla legal en los tribunales y después de muchas lágrimas, dinero, pérdida de tiempo, molestias, sacrificios y sinsabores la Corte Europea de Derechos Humanos falló a su favor.
¿A qué se enfrentó este matrimonio cristiano? Los Macarthur fueron demandados cuando se negaron a crear un pastel con el mensaje personalizado “apoyo al matrimonio homosexual”. El autor de la demanda llamado Gareth Lee consideró que hubo discriminación.
La pareja estuvo dispuesta a atender el pedido del cliente, pero descubrió que cumplir con esa solicitud en particular sería incompatible con sus profundas creencias religiosas. En el 2015 la justicia le dio la razón al demandante, sin embargo los esposos apelaron la sentencia.
La batalla legal continuó. Una organización cristiana apoyó a los MacArthur y consiguió 3 años después que la Corte Suprema del Reino Unido revertiera la decisión, pero Lee llevó el caso al Tribunal Supremo de Derechos Humanos.
Finalmente, esa última instancia garantizó el derecho a la libertad de religión y de creencias. El Tribunal dictaminó sistemáticamente que la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión seguirá siendo “letra muerta” sin el derecho a manifestar tales creencias en la práctica.
Los cristianos de toda Europa enfrentan preocupaciones por el caso presentado a esta panadería cuando las leyes sobre discriminación se aplican incorrectamente para evitar que vivan su fe, incluso en sus negocios y vida profesional.
Los ejemplos se multiplican. El pastor estadounidense John MacArthur fue censurado por Youtube que eliminó de su plataforma un sermón en la que el famoso predicador dijo lo siguiente: “no existe tal cosa como transgènero. Eres XX o XY, esto es todo”.
La plataforma de videos clasificó sus palabras como discurso de odio. Sus palabras fueron pronunciadas en protesta por una ley canadiense que entró en vigor el primero de enero y que podría, de hecho, prohibir las enseñanzas bíblicas sobre ética sexual.
Por MacArthur afirmar en su mensaje dominical que “Dios hizo al hombre y la mujer. Esto está determinado genéticamente, eso es fisiología, eso es ciencia, esa es la realidad”, fue silenciado.
Citamos también el caso de la parlamentaria finlandesa y ex ministra de lo Interior, Paivi Rasanem, quien enfrenta desde el 2019 un juicio acusada de incitación al odio por publicar un post con un versículo bíblico que condena la homosexualidad.
Son 3 los delitos que enfrenta por citar Romanos 1:24-27 para criticar la participación de la Iglesia Luterana de Finlandia en un festival de orgullo gay y por escribir el libro Hombre y Mujer los Creó publicado en el 2004.
En la República Dominicana estamos al borde de que situaciones de este tipo se repitan si se aprueba el Nuevo Código Penal con el artículo 186 que dice textualmente:
Discriminación. Constituye discriminación el hecho de incurrir en cualquier trato desigual o vejatorio contra una persona física en razón de su origen o nacionalidad, edad, sexo, preferencia u orientación sexual, género, color, vínculo familiar, aspecto físico, condición socioeconómica, estado de salud, discapacidad, costumbre, opinión política, actividad sindical, oficio o su pertenencia o no a una etnia, raza o religión determinada.
La inclusión de la categoría “preferencia u orientación sexual” forzada por los sectores liberales que tienen sus representantes en el Congreso es explosiva y peligrosa para la comunidad cristiana pues daría lugar a denuncias y demandas judiciales.
Los pastores, sacerdotes, obispos y trabajadores religiosos podrían ser objeto de acusaciones, por ejemplo, si se niegan a “santificar” o bendecir una pareja del mismo sexo. Iguales consecuencias sufrirían también profesionales y gente de negocios cristianos en el marco de sus actividades.
Algunos legisladores han citado también el artículo 119 para considerar que quien por acción y omisión atente contra la dignidad, o la integridad física o psíquica de la persona, generándole sentimientos de terror, angustia o inferioridad o le causa sufrimiento mental, es culpable de trato cruel, inhumano o degradante”.
Dice un diputado que igual sucedería con pastores y sacerdotes que no podrían predicar contra el pecado y sus consecuencias, y mucho menos los padres en la casa podrán corregir a sus hijos porque cualquiera podría alegar “sufrimiento mental o sentirmiento de tortura, angustia o inferioridad” y ser condenados a prisión.
Un sector mayoritario del liderazgo evangélico dominicano ha advertido sobre el peligro de imponer la ideología de género por el perjuicio contra la familia y la amenaza al futuro de la nación y porque la categoría de orientación sexual carece de sustento racional y científico por ser de carácter ideológico “con fundamento basado en emociones y sentimientos”.
El proyecto de reforma del Código Penal será reintroducido en la legislatura que se inicia el día de la Independencia Nacional. Todo el liderazgo evangélico de la República Dominicana está atento y la iglesia debe estar vigilante y en constante oración para evitar que los tentáculos de la agenda global nos aprieten.
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