Disparates doctrinales en las redes

Disparates doctrinales en las redes

La apertura digital repleta de plataformas y de cuentas ha “democratizado” la comunicación y ha ampliado la libertad de expresión. Tiene sus bondades y sus maldades porque, si bien dan oportunidades para que cualquiera opine (derecho fundamental) también permiten la emisión de mucha basura, ofensas, insultos, difamaciones, acusaciones sin control con lenguaje obsceno e insultante.

En nuestro país una comisión de expertos y técnicos elaboró un necesario proyecto de ley de Libertad de Expresión y Medios de Comunicación que buscaba, entre otros objetivos, regular las plataformas digitales, no controlarlas ni coartarlas. Pero por las presiones de los “malapalabrosos” de las redes la pieza legislativa fue retirada y modificada. 

En nuestro espacio cristiano-evangélico también abundan las plataformas digitales con todo tipo de contenido; unos muy buenos, edificantes, instructivos, pero hay otros que dan pena y vergüenza que exhiben lo que mi buen amigo Tomás Gómez Bueno llama “alofokismo evangélico”. Averigüen por qué.

Nos vamos a referir, en este caso, a uno de tantos que enfocan doctrinas torcidas o hacen eiségesis (los predicadores que introducen sus propias ideas o prejuicios en lugar de extraer el significado del texto mismo). Oímos a una hermana de otro país que se identifica como profeta y apóstol –que no nombro para no promoverla- señalar dos barbaridades teológicas sobre Juan el Bautista y Pablo.

De Juan afirmó que el Bautista fracasó porque se equivocó al no utilizar el “protocolo profético de sabiduría” (una invención) cuando reprendió al rey Herodes, y éste le mandó a cortar la cabeza. 

Otra perla de esta “ministra” es cuando sustenta con mucha seguridad que el apóstol Pablo no se iba a encontrar en principio con un macedonio –siguiendo la visión de Hechos 16- sino con una macedonia. Según ella si se le hubiera dicho que era una macedonia Pablo se hubiese negado porque su “estructura” estaba en contra de las mujeres, era un antifeminista. Toda una difamación.

Nunca habíamos escuchado semejantes disparates y lo peor es que miles le creen ciegamente. Cuidémonos de estas plataformas maliciosas. Filtremos contenidos.

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Periodista y presidente del Ministerio de la Pastoral Familiar del Templo el Calvario.