Un esfuerzo de amor en el más alto nivel

Un esfuerzo de amor en el más alto nivel

El  fin de semana  no  pudo ser más estupendo. 

Las voces de aprobación resuenan todavía por las bendiciones espirituales y materiales recibidas durante el campamento de parejas celebrado los días 11 al 13 de octubre en el complejo hotelero Bávaro Palace  y Bávaro Beach en Punta Cana.

Veintiséis matrimonios, encabezados por nuestros pastores, se dieron cita bajo el tema «Un esfuerzo de amor 2» desarrollado por el pastor Wilder Villamarín, presidente regional de la Pastoral Familiar en Armenia, Colombia, quien nos acompañó por segundo año consecutivo.

El calor abrasador y el sol con pilas nuevas en el otoño dominicano, frente a las bellas playas del Este caribeño no fueron obstáculo para el disfrute pleno de las parejas asistentes.

Se combinaron matrimonios que reflejaron la lozanía de la juventud, la madurez de los intermedios y la experiencia de los más robustos. 

Fue todo un espectáculo de placer ver a parejas de más de 50 y 60 años de  casados masajearse las espaldas y tocar sus labios con «piquitos» de amor.

El ambiente

El entusiasmo y las expectativas por el campamento empezaron a manifestarse en la ruta hacia el hotel  con los reportes de las parejas desde sus vehículos en las autopistas.

Una por una fueron arribando a las instalaciones para el check in privilegiado en un Premium Level  y la entrega inmediata de las habitaciones, a pasos de la piscina, la playa y el salón de reuniones.

Fuera de las sesiones de trabajo, que fueron tres, los campamentistas disfrutaron de todas las comodidades del complejo que incluyen restaurantes a la carta, spa e hidroterapia gratis, parque acuático y otras comodidades, además de los desayunos, almuerzos y cenas con ricas y variadas comidas a consumir sin límites.

Esto sin contar los baños en las playas de finas arenas blancas y las piscinas con chorros de agua terapéuticos.

En las noches  las parejas enamoradas tuvieron la oportunidad de pasearse tomados de las manos bajo la luz de la luna en preparación para el disfrute de una buena alcoba.

Reuniones

La noche del viernes fue la primera sesión en el salón Santo Domingo del Centro de Convenciones con el montaje  tipo escuela, excelente por utilizar mesas para tomar notas. 

Previo a la entrada un set preparado con flores y el lema del campamento para fotografías, dio la bienvenida a los asistentes.

El pastor Villamarín  elaboró en esta primera sesión la temática de los matrimonios formados por seres imperfectos  e invitaba a la renovación del modelo matrimonial.

El sábado en la mañana  se trabajó en dos partes el tema renovando el modelo matrimonial.  ¿Qué hemos renovado? ¿Será que tenemos cosas por renovar?. En el matrimonio, ¿Qué puntuación usted le da a la relación espiritual, la comunicación, el tiempo de calidad, la intimidad sexual y la unidad?

En la relación de pareja no debe olvidarse que si no hay vida espiritual, el matrimonio no funciona. “Es hacer un esfuerzo de amor por dejarse guiar en todo tiempo y momento”.

Los cónyuges precisan desarrollar la paciencia mientras el Espíritu Santo trabaja en moldear el carácter de Cristo en ambos. ¿Cuál es el desafío? Trabajar juntos para recibir el poder de Dios y lograr un matrimonio saludable de puertas para adentro.

El cierre fue el sábado en la noche  con dinámicas, cánticos, el testimonio de vida de los esposos Daniel Ramírez y Belkis Morfa y la celebración sorpresiva de los 40 años de matrimonio de Ramona Esquea y Luis Alberto Díaz, hasta con velo y anillo.

Ambos han presidido la Pastoral Familiar de la congregación  durante 15 años consecutivos, desde el 2009, y aprovecharon la ocasión para despedirse de esas responsabilidades y  dar paso a un nuevo relevo generacional.

Fue una divertida noche de enseñanza y reflexión en la que casi salieron lágrimas. 

El pastor Wilder Villamarín terminó con una prédica acerca de la necesidad de renovar el pacto de amor sellado una vez hecha la unión conyugal.

El domingo fue la salida sin antes pasar las últimas horas con buena comida, playa, piscinas y una koinonía increíble entre todos en la que las bendiciones de Dios nunca se apartaron.

El regreso fue feliz así como lo fue la llegada.  

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