Más bestia que las bestias

Más bestia que las bestias

Por Luis Alberto Díaz

Uno de los animales más nobles y que está en vía de extinción es el burro, pollino, asno, jumento o borrico. El avance en los medios de transporte y la tecnificación de la agricultura hacen cada vez menos su dependencia, pero todavía hay tareas y lugares donde la ayuda del burro es necesaria.

El dueño de una finca enfrentó a la justicia por envenenar 12 burros en un campo de Santiago Rodríguez porque las bestias cruzaron una verja y penetraron a sus terrenos.

Sin previo aviso los envenenó y los tapó con pencas y canas.

Esos burros, debido a la disminución de la cantidad en el país, eran parte de un experimento de cruce genético para reproducir la especie.

Las leyes dominicanas contemplan sanciones a los responsables de hechos tan bestiales que van con una prisión de 6 meses a un año y al pago de 25 a 50 salarios mínimos de multa.

Se estima que en el mundo hay alrededor de 50 millones de burros y mulas. Su utilidad a través de la historia es invaluable.

Uno de los asnos más privilegiados, recordados y citados es aquel que cargó a nuestro Señor Jesucristo en su entrada triunfal a Jerusalén para enfrentarse a su sacrificio por el perdón de los pecados de la humanidad.

Esta matanza ha causado repugnancia en una población como la dominicana que ama y protege a los animales. Los cristianos no deben ni pueden maltratar a los animales, incluso fueron creados antes que el hombre para su beneficio y puestos bajo su dominio.

Cuando Dios le dio a la humanidad el dominio sobre los animales, fue para cuidarlos, atenderlos, y usarlos a su máximo potencial de una manera justa. En el momento en que Dios le dio a la humanidad el dominio sobre los animales, los seres humanos no comían carne (Génesis 1:29). Hasta después del diluvio fue que se empezó a comer carne (Génesis 9:1-3), y fue en ese momento que los animales comenzaron a tener miedo de los humanos.

Sin embargo, a pesar de que Dios cambió la forma en que interactuamos con los animales, ya que ahora ellos son «carne», aún tenemos una responsabilidad de tratarlos con compasión. La regla humana sobre los animales no significa que tenemos el derecho de maltratarlos o usarlos de manera indebida.

¿Sabía usted que Cristo fue compasivo con ese burrito prestado que usó para entrar a Jerusalén? La ley judía prohibía separar a una cría de su madre durante 7 días.  Cristo se los llevó a los dos, no los separó (Mateo 21:1-3).

El pastor bautista C. H. Spurgeon comentó: «Me parece una muestra de su ternura [de Jesús]: no separó a la madre de su potro si era innecesario. Me gusta ver la bondad de un granjero que permite que el potro siga a la yegua mientras está arando o trabajando, al igual que admiro la misma consideración en nuestro Señor. No le causaría a una pobre bestia un dolor innecesario llevándose a su cría… El Señor enseñó así a sus discípulos a inspirar delicadeza, no solo entre ellos, sino también con toda la creación. Me gusta ver a la ternura hacia todas las criaturas de Dios en la comunidad cristiana».

En el lenguaje coloquial el término burro se aplica a una persona bruta, tonta o ignorante. En el caso dominicano, este hombre que envenenó estos 12 burritos demostró ser más bestia que las bestias o más burro que los burros que mató.

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Periodista y presidente del Ministerio de la Pastoral Familiar del Templo el Calvario.

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