Frutos, Dones y Ministerios Espirituales – XIV

Frutos, Dones y Ministerios Espirituales - XIV

El Don de profecía completa el grupo de los Dones de fluidez. Los poseedores de este don en el Antiguo Testamento son denominados profetas, entre los cuales se menciona a Enoc, séptimo desde Adán (Judas 14); Abraham (Génesis 20:79; Aarón (Éxodo 7:1); Moisés (Deuteronomio 18:15); Samuel (1 Samuel 3:20); David (2 Samuel 23:2); Natán (2 Samuel 12:1); Gad (2 Samuel 24:11-13); Elías; Eliseo; Isaías; Jeremías; Ezequiel; Daniel; Oseas; Joel; Amos; Abdías; Jonás; Miqueas; Nahúm; Habacuc; Sofonías; Hageo; Zacarías; y Malaquías. Todos estos profetas ejercieron su ministerio en diferentes tiempos, lugares y circunstancias. La Biblia registra una pléyade de mujeres que ejercieron el ministerio de profetisas: Debora (Jueces 4:4); María (Exodo15:20; Hulda (2 Reyes 22:14); Noadías (Nehemías 6:14); y la mujer del profeta Isaías (Isaías 8:13).

El Don de profecía adquiere su nombre en el Nuevo Testamento, donde el principal profeta es el Hijo de Dios hecho hombre y en segundo lugar aparece Juan el Bautista, quien con sus predicas preparó el camino para el ministerio de  Cristo. El Don de profecía había sido profetizado por el profeta Joel IX siglos antes de Cristo (Joel 2:28). El apóstol Pablo coloca este Don dentro de ocho dones más, que ya mencionamos en una entrega anterior. El arrepentimiento, la conversión, el nuevo nacimiento y la llenura del Espíritu Santo son necesarios para la recepción de estos dones. En el Nuevo Testamento, aunque estamos seguros que el Don de profecía fue repartido por el Espíritu Santo en todas las iglesias durante los primeros dos siglos, tan solo se mencionan al precursor de Cristo y el profeta Agabo (Hechos 11:28; 21:10). El Nuevo Testamento también destaca aquellas santas mujeres que recibieron el Don de profecía y lo ejercieron en su ministerio de profetisas: Ana (Lucas 2:36); y las cuatro hijas de Felipe el evangelista, el cual perteneció al primer grupo de Diáconos (Hechos 21:8).

El Don de profecía guarda una estrecha frontera con la adivinación, por lo cual, la mayoría de los escritores de las epístolas paulinas y generales, así como en el apocalipsis se nos advierte acerca de los falsos profetas. El Don de discernimiento de espíritus es muy importante para hacer un juicio correcto respecto a una profecía en la iglesia u otro lugar, puesto que puede estar hablando el Espíritu Santo y agregar algo el espíritu humano, como también puede estar hablando un espíritu maligno, tratando siempre de imitar al Espíritu Santo, todo lo cual trae confusión entre los miembros de una congregación, llegando algunos hasta a sentir temor ante la manifestación de este Don; no obstante estamos seguros que este Don permanece vigente en este siglo XXI.

Share

Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.