La profecía en la Biblia – XXXI

El misericordioso Dios, no obstante tener a la soberanía como uno de sus atributos, antes de ejecutar los juicios sobre individuos, familias, comunidades o naciones, lo anunciaba con antelación a través de sus siervos, los profetas. Entre estas predicciones divinas con anticipación al juicio que se avecinaba podemos mencionar el anuncio del diluvio a través de Noé; la destrucción de Sodoma y Gomorra, anunciada antes de su ejecución al patriarca Abraham; los juicios sobre el pueblo egipcio anunciados con anterioridad por el profeta Moisés: la cautividad del pueblo de Israel anunciada por muchos profetas; y los juicios sobre cuatro naciones poderosas, comenzando con Babilonia y terminando con Roma, entre otros muchos juicios divinos anunciados antes de acontecer por medio de los profetas.

El Todopoderoso Dios continúa haciendo uso de su misericordia para anunciar el porvenir, lo cual hace por medio de su palabra escrita. Las Sagradas Escrituras nos enseña con claridad que si los hombres y mujeres buscan a Dios y actúan en armonía con el propósito de Dios para sus vidas, reciben la salvación por gracia divina y fe en el Hijo de Dios que ofreció su vida para salvar a una humanidad perdida, “destituida de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Pero esas mismas Escrituras advierten que si continúan por la senda extraviada de espaldas al Creador, terminarán en la condenación eterna.

El libro del profeta Joel es un ejemplo de las advertencias de Dios antes de la ejecución de sus juicios. Este profeta advirtió al pueblo de Dios acerca de un juicio que se aproximaba, ocasión para la cual el Altísimo utilizaría una invasión de langostas, que ocasionarían un daño irreparable a la cosecha. El profeta hace un llamado al pueblo para que se humillen en ayuno y cilicio delante de Dios, comenzando con los líderes políticos y religiosos antes que llegara el “día de Jehová”, el cual podía perdonar a su pueblo (Joel 2:18). El eterno Dios no tan solo anuncia con anticipación los juicios, sino que también advierte acerca de las bendiciones futuras, tal como lo hace en los últimos versículos del capítulo dos acerca del derramamiento del Espíritu Santo el Día de Pentecostés.

Rvdo. Félix Hernández

Pastor y fundador de la Iglesia de las Asambleas de Dios Templo el Calvario, Santo Domingo, Rep. Dom.