Lutero y la Bíblia

Septiembre es el Mes de la Biblia porque el día 26 de ese mes en 1569 se terminó de imprimir la denominada Biblia del Oso, traducida al español por Casiodoro de Reina.
Este año, además, es la conmemoración del V centenario de la Reforma Protestante, movimiento protagonizado por el monje agustino alemán Martín Lutero en 1537.

Lutero se decidió por la vida religiosa en contraposición con los deseos de su familia. A partir de ahí se convirtió en asiduo lector de la Biblia y más tarde en experto hasta lograr entrar como profesor en la universidad de Wittenberg.

Dios lo tenía señalado como ese “cisne” que revolucionaría el mundo. Su encuentro con la Palabra (vedada en aquel entonces al pueblo) le produjo un choque existencial que le hizo ver lo equivocada que estaba su iglesia, la que defendía y pretendía reformar.

Ese impacto hizo que Lutero proclamara la Sola Scriptura o la Biblia como única fuente de autoridad espiritual capaz de revelar el camino de la salvación por la fe en Cristo, no por obras o indulgencias.

El gran reformador amaba la Biblia y emprendió la tarea de hacerla llegar a la gente en su propio lenguaje sin quizás proponerse que su traducción al alemán sería la responsable de evolucionar el idioma.

Inició la traducción en el Castillo de Wartburg, donde se refugió de la persecución. A escondidas se iba a los mercados y ciudades para escuchar a la gente hablar y de ese modo adaptarla al lenguaje del vulgo. En 1534 fue impresa la llamada Biblia de Lutero.

El teólogo e historiador Phillip Schaff expresó que “el fruto más rico del tiempo de Lutero en el Wartburg, y la obra más importante y útil de toda su vida, es la traducción del Nuevo Testamento, a través de la cual llevó la enseñanza y el ejemplo de Cristo y los Apóstoles a la mente y el corazón de los alemanes en una reproducción como la vida. Fue una re-publicación de los Evangelios. Hizo que la Biblia fuera el libro del pueblo en la iglesia, escuela y en el hogar.”

Martín Lutero no fue un dechado de virtud. Sus detractores y la crítica exponen sus defectos. Su vida está rodeada de luces y sombras. Pero una de sus mayores luces fue rescatar la Biblia, sacarla de los conventos y darla a conocer al pueblo.

Luis Alberto Díaz

Periodista y presidente del Ministerio de la Pastoral Familiar del Templo el Calvario.